Parte I
En 2008, después de titularme de periodista, hice un viaje con una gran amiga hacia el norte de nuestra Sudamérica. El objetivo era tocar el Mar Caribe y para eso atravesar todo Perú, Ecuador y Colombia. Teníamos un pasaje en avión de ida y vuelta con tres meses de duración, llegando y partiendo desde Lima. Entonces, nuestro viaje comenzó en el norte de Perú. Fuimos con muy poca plata, digno de dos estudiantes recién egresadas. Con la intención de trabajar o producir artesanalmente algo para vender. Al final, hicimos las dos cosas.
Nuestra primera parada fue en Huanchaco, una playa muy linda, de surf, y un poblado bien peruano, con sus casas a medio construir, mucho comercio en la calle, las mamitas vendiendo desde comida, medicamentos naturales, hasta electrónica. Es todo bien contrastante, y rico de sabores y olores como todo el Perú. Un cevichito es imperdible. Lo primero que llamó mi atención fue la culinaria, comer un buen menu barato era normal, con sopa, ensalada, plato de fondo y postre, y con un aperitivo de pisco sour gratis.
En Huanchaco conocimos a un chico local, Rumi, aún me recuerdo de su nombre. Fuimos a su casa con mi amiga, la Cata, y la pieza estaba empapelada de hojas de revistas de surf. Escuchaba música en inglés y vivía con los padres y hermanos. Rumi fue un excelente anfitrión, incluso nos invitó a quedarnos en su casa, donde dormimos una o dos noches, la familia fue muy acogedora.
Fue una caminata muy linda hasta la laguna, la micro nos dejó a algunos kilómetros de distancia y pudimos ver escenas del buen vivir de los andinos, esa tranquilidad en medio de la cotidianidad y los quehaceres, los niños sorprendidos con nuestra presencia nos regalaban sonrisas por donde pasábamos.
En Huaraz había una especie de desfile-protesta, donde los trabajadores manifestaban su descontento y al mismo tiempo celebraban su identidad, todos vestidos con diferentes atuendos, representando figuras nacionales. La foto de los niños, uno de policía y otro de militar es parte de este desfile. Todos los hombres y mujeres que participaban estaban con sombreros y pancartas. Fue otra escena que marcó nuestra retina.